Le dije a mi
compañero escribiente, (el muchacho de pelo largo que está en la foto de
presentación del blog) hace un par de fines de semana atrás, - nene: estamos un
paso adelante del Universo! - y parece
que le gustó…, porque me dijo casi inmediatamente que debíamos escribir sobre aquella
poco felíz frase, por qué digo poco felíz?...bien, me es casi imposible
escribir algo acerca de ella, este es el cuarto texto que empiezo y dudo que
llegue a buen puerto, el primero era acerca
de cómo uno va por la vida creyendo que es el campeón del mundo y
convenciéndose de que es diferente de los demás cuando en realidad no lo es
tanto…, el segundo trataba de ser una autocrítica a mi soberbia y a rememorar
todas las veces que mi madre me marcaba aquello como la más ruin y peor de mis
virtudes…, obviamente, ese tampoco me convenció en lo mas mínimo, así que
decidí dar un golpe de timón y hacer algo así como una narración en la cual ella,
perdidamente enamorada de él y él
perdidamente enamorado de ella, construían una atípica relación que los
posicionaba un paso adelante del universo, pero tampoco me gusto me parecía que
caía en lugares comunes y además últimamente estoy a punto de inmolarme
públicamente con algunos temas y ese se presentaba como una excelente oportunidad
de la cual obviamente, debía huir corriendo sin darme un segundo apenas para
mirar atrás.
Ahora bien estamos
a jueves y yo no tengo nada, pero nada de nada, toda la semana trate de
sentarme más no sea un rato, descontracturar como le dije una vez a Fer y
dedicarme a escribir…, pero nada…, las
musas evidentemente han pasado de mí y tengo la espalda lo suficientemente rota
como para ponerme a pintar el techo. Entonces me dí cuenta que estoy pasando
por uno de esos momentos en los que quiero decir un montón de cosas, en los que
yo misma me doy cuenta que soy un simple mortal y la verdad no me lo banco, no sé
cómo hacer, no encontrarle la solución a cosas que a simple vista son sumamente
fáciles, pero vaya a saber uno porque artilugio del destino o de uno mismo, se
transforman en tragedias Shakesperianas y uno no les puedo encontrar la vuelta
y los días pasan y uno tiene mil cosas en las que pensar, pero ahí está eso que
no se alcanza a resolver, molestando, dando vueltas, rondando cual mosquito
haciendo ruido en la oreja. Y la verdad no me gusta, no me gusta no poder
resolver las cosas que verdaderamente podrían solucionar mucho de mi vida, no
me gusta para nada esa cosa cobarde que suelo tener para la toma de algunas
decisiones, ese sentido de la culpa que me salta encima y que me ahoga y que no
me deja decir un montón de cosas en pos de no cagarle la felicidad a los demás.
Por este tipo de
cosas huí a la idea de que alguien leyera lo que escribo, durante casi toda mi
vida, porque difícilmente hablando
conmigo alguien pueda decir que realmente me conoce, pero leyéndome, si. Cometo
constantemente sincericidios diría el antes citado participe de este blog que
por suerte la mayoría de las veces me los autocensuro y si no siempre es bueno
tener un amigo a mano que nos diga, - che no te tires el bidón de nafta encima
y salgas corriendo con una caja de fósforos en la mano -…es así nomas, esta
semana no puedo, como dije antes esta semana soy mortal, calculo que debe ser
el cansancio también que provoca que uno se sienta más cerca del suelo, más acá
y menos allá y de verdad esta semana estoy muy cansada, me ha costado muchísimo
mantener todas mis pelotitas en el aire y de hecho todavía no
termina…..pffffffff.
Así que sepan
disculpar mis incapacidades, mi poca reacción para resolver mis problemas
personales, mi batería haciendo ruido porque se acaba, mi torpeza de tratar de
decir mucho para no lograr decir nada, mis no decir, traten de perdonar que no
les cuente las veces que me pidieron que por favor me bajara del caballo para
poder hablar conmigo y sobre todo que no les cuente que en realidad esto es un
mecanismo de autodefensa porque tal vez… no, tal vez no, seguramente, no hago muchas cosas en forma material, no las
hago constante y sonantes, pero si las pienso, si las doy vueltas y les busco
todo el tiempo la forma y cuando todo explota me cuesta un montón aceptar que
realmente las hice mal o que alguna de mis acciones puede provocarle un mal
mayor a alguien, entonces entro en fase, porque baraje un montón de
posibilidades, un montón de variables y me quede con la que era conveniente
para la mayoría, incluso a pesar de no ser yo parte de esa mayoría, pero las evalué,
les dedique horas, imaginé todas las posibles respuestas, todos los retruques
posibles y los mejore, fui a doble sobre sencillo y lo repensé una vez más
hasta que por fin obre, más no sea sobre algo chiquito y zaz!..., esa sensación
de que hablas pero que nadie entiende nada, que si me pusiera a hacer el mismo
razonamiento con la perra en el patio de casa, al menos ella me daría la pata,
pero no la pared en la que se convierten los otros a veces, invirtiendo la
prueba, escupiéndole a la cara a uno que no tiene sentimientos, entonces me
replanteo una y otra vez el hecho de que soy una boluda que muchas veces creo
que estoy un paso adelante del universo, pero no contemplo que la mayoría de
las veces ese paso me lleva a darme de lleno contra la pared que son los otros
y que es la cotidianidad.
Gracias por
entender, buena semana.
Mariana.
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