Nunca creí y desconfié bastante de la
gente que usa la palabra “magia” para describir algún aspecto de su relaciona
amorosa…cual es la magia a descubrir? Que le gusta más si el pollo a la
parrilla o al horno?, pero por otra parte el simple hecho de vetar el uso de la
palabra magia sé que me va a complicar las cosas al momento de desarrollar la
idea que nos convoca…hay cosas que no
deben avisarse, de hecho uno debe esforzarse al máximo para que ahí queden, invisibles
a los ojos de terceros.
Creo que cuando se revela por completo,
deja de ser uno, y se convierte en una de esas personas que invitan a ser
modificadas y manipuladas al antojo de otros,
esas personas que carecen de atractivo y a las cuales es tan fácil
correrlas para el lado que disparan.
Pero si uno fuera previniendo a los
otros sobre cuales cosas nos gustan o no, la mayoría de la humanidad se volvería
vaga…imagínese a Miguel Ángel, habiendo terminado de pintar el techo de la
Sixtina, dejándola una nota al papa diciendo “ si te gusta como quedo,
avísame”….su genio, su arte, quedaría reducido a la nada , se lo podría
minimizar en función del gusto de un fulano cualquiera. Uno más o manos en el
interactuar forzado al que nos vemos obligados por vivir en sociedad se da
cuenta de muchos de los gustos de una persona, gente que prefiere el colectivo
antes que el tren, una moto antes que un auto, una biblioteca a internet, tal
vez por la simple oposición o porque existen señales que no pueden ser ocultas.
Son por otro lado estas mismas “pistas” que se revelan por si solas a las que
más atentos debemos estar, si vemos salir a alguien de un kiosco dos veces con
una botella de Fanta, no significa que la prefiera sobre la Sprite, ya
simplemente, la posibilidad de que el kiosquero no tenga Sprite o que
simplemente este natural y no de para tomarla así con 40 grados de calor es
altamente probable también. Veamos esas
señales chicas, pero no construyamos estereotipos, esta bueno ir descubriendo
cosas y sobre todo esta bueno descubrir a quien tenemos cerca.
Mi madre días atrás, sentada en la
cocina de su casa, mientras me ponía el tazon de café con leche en la mesa me
dijo: - vos y tu hermano no tienen de que quejarse, yo soy una muy buena madre
- , acto seguido mi carcajada resonó en toda la cocina, por supuesto no se lo
dije pero mi madre señores, ha hecho lo que pudo, pero no por eso se convirtió
en una buena madre, claramente uno no tiene mucho derecho de lastimar con ese
tipo de juicios, pero de forma simpática trate de hacerle entender a mi madre
que determinados juicios de valores deberían quedar reservados solo a mi
hermano y a mí. No revele si convencimiento sobre ser bueno en algo si no
quiere que se lo hagan pedacitos, mientras tratan de no escupir el café con
leche por el ataque de risa.
“Si le gusta, avíseme”, se vuelve hasta
grosero en una tarjeta de presentación, creo que estaría bien para un chef, los
gustos culinarios si dependen en gran medida del capricho de los otros, pero
imagínese un amante dejando aquella tarjeta con un número telefónico en una
mesa de luz, hablaría del poco esfuerzo
y de un desempeño mediocre, uno sabe cuando obra en función de hacer cosas que
gusten y cuando no.
Acotar la sorpresa a un pollo al horno o
a la parrilla, también me parece chato y poco revelador. Los gustos son personales y deberían ser
revelados con prudencia, imagino una carta llegando con una grabación de ensayo
de metallica y una papelito donde Newsted escribiera “si te gusta, avisáme”.
Señor, yo perdería las zapatillas ante eso, y así fuera Metallica cantando el
feliz cumpleaños en checo, si, si me gustaría, porque uno con los gustos es
poco exigente, le gustan las milanesas y
a menos que se atraque de milanesas y este descompuesto una semana siempre le
van a gustar las milanesas.
No se devane los sesos tratando de
pensar que es lo que le gusta a tal o cual persona, no se esfuerce por darle
los gustos, porque aquello que realmente gusta, lo significativo, siempre
siempre, se está muy lejos de averiguarlo.
Mariana
Mariana