Creo
que en el afán de llegar a encajar a la perfección en los diferentes modelos de
“buena vida” que hoy por hoy nos ofrece la sociedad, la gente se ha ido
desdibujando de sí misma. Calculo que es por eso que podemos ver gente con
tanta ropa fluo en la calle, por una necesidad de aceptación social.
Pero
me pregunto qué pasa cuando esa necesidad comienza a borrar rasgos que deberían
ser característicos, para poner sobre nosotros la impronta de unos nuevos, que
nos transforman al punto de dejar de ser quienes éramos.
La
masculinidad mis amigos ha muerto. En este afán de poca diferenciación entre la
gente, los hombres han decidido dejar de parecer hombres. Remeras rosas,
sandalias infinidad de retoques en el pelo, morrales cruzados, ojotas, pechos y
piernas depilados. Parece que la corriente hoy por hoy nos dice que para ser
masculino no debe detentarse masculinidad, paradoja si las hay.
Pensaba
cuando Fer me comento la idea para volver a escribir, en lo difícil que se me haría tener que
volver al mercado carnal en caso de por ejemplo, enviudar. Mas alla que no
podría tener una conversación con casi ninguno y con los que podría hacerlo ya
apareció una viva y lo casó, creo que jamás me acercaría a un caballero que se
le nota que tiene crema en la cara. Pero cuidado yo rastreo la punta de este
problemas y encuentro un culpable que claramente es el género al cual
pertenezco, sip, las mujeres tenemos la culpa. Sabido es que somos animales más
que competitivos y que en estos años el estereotipo de la mujer perfecta se fue
muy arriba, volviéndose casi inalcanzable, entonces zaz! Como no podemos
competir con las minas que aparecen en culo por la tele, porque no tenemos ni
el tiempo ni la guita para hacerlo, necesitábamos competir con algo más y ahí
mis queridos aparece esta absurda competencia con los hombres, y frases tales como - si yo me cuido mínimo el también se tiene
que cuidar - . Ok, pero existía la necesidad de aputosarlos en tal medida? No
llego a responder esa premisa por más explicaciones que le busque.
Además
no puedo dejar de pensar que los hombres se devoraron al caníbal, se
desdibujaron de tal modo que ya no saben ni siquiera cambiar un cuerito, no
cortan el pasto, no hacen una veredita de cemento para el patio, no hacen el
asado en cuero. Toman gancia con sprite…que pasó son la soda mi amigo?
En
algún momento no se en cual, supongo que entre la cama solar y los surfistas de
reef, esto empezó a cambiar, pero a cambiar groso, y se me hace que la única
forma de revertirlo es de la mano del género que yo creo lo desato. Somos las
minas las que le tenemos que dar un corte a esto, tenemos que volver a pedir
hombres engrasados y con la piel de los dedos medio cuarteada, hombres que
tomen vino, cualquier vino no el espumante, que hagan el asado con la radio al
lado, no con el celular. Hombres que escuchen otra música más fuerte, no reaggeton
o que se conmuevan hasta lo más profundo con Cristian Castro.
La
masculinidad ha muerto ya ni siquiera usan anteojos negros. Pero bueno, ahí
está una, resistiendo y sé que muchos y muchas más resisten conmigo a pesar de
saber que esta es una de las tantas batallas que no vamos a ganar.
Mariana.
Mariana.
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