viernes, 23 de noviembre de 2012

...y volvimos un dia y encontramos un mundo aputasado


Creo que en el afán de llegar a encajar a la perfección en los diferentes modelos de “buena vida” que hoy por hoy nos ofrece la sociedad, la gente se ha ido desdibujando de sí misma. Calculo que es por eso que podemos ver gente con tanta ropa fluo en la calle, por una necesidad de aceptación social.
Pero me pregunto qué pasa cuando esa necesidad comienza a borrar rasgos que deberían ser característicos, para poner sobre nosotros la impronta de unos nuevos, que nos transforman al punto de dejar de ser quienes éramos.
La masculinidad mis amigos ha muerto. En este afán de poca diferenciación entre la gente, los hombres han decidido dejar de parecer hombres. Remeras rosas, sandalias infinidad de retoques en el pelo, morrales cruzados, ojotas, pechos y piernas depilados. Parece que la corriente hoy por hoy nos dice que para ser masculino no debe detentarse masculinidad, paradoja si las hay.
Pensaba cuando Fer me comento la idea para volver a escribir,  en lo difícil que se me haría tener que volver al mercado carnal en caso de por ejemplo, enviudar. Mas alla que no podría tener una conversación con casi ninguno y con los que podría hacerlo ya apareció una viva y lo casó, creo que jamás me acercaría a un caballero que se le nota que tiene crema en la cara. Pero cuidado yo rastreo la punta de este problemas y encuentro un culpable que claramente es el género al cual pertenezco, sip, las mujeres tenemos la culpa. Sabido es que somos animales más que competitivos y que en estos años el estereotipo de la mujer perfecta se fue muy arriba, volviéndose casi inalcanzable, entonces zaz! Como no podemos competir con las minas que aparecen en culo por la tele, porque no tenemos ni el tiempo ni la guita para hacerlo, necesitábamos competir con algo más y ahí mis queridos aparece esta absurda competencia con los hombres,  y frases tales como  - si yo me cuido mínimo el también se tiene que cuidar - . Ok, pero existía la necesidad de aputosarlos en tal medida? No llego a responder esa premisa por más explicaciones que le busque.
Además no puedo dejar de pensar que los hombres se devoraron al caníbal, se desdibujaron de tal modo que ya no saben ni siquiera cambiar un cuerito, no cortan el pasto, no hacen una veredita de cemento para el patio, no hacen el asado en cuero. Toman gancia con sprite…que pasó son la soda mi amigo?
En algún momento no se en cual, supongo que entre la cama solar y los surfistas de reef, esto empezó a cambiar, pero a cambiar groso, y se me hace que la única forma de revertirlo es de la mano del género que yo creo lo desato. Somos las minas las que le tenemos que dar un corte a esto, tenemos que volver a pedir hombres engrasados y con la piel de los dedos medio cuarteada, hombres que tomen vino, cualquier vino no el espumante, que hagan el asado con la radio al lado, no con el celular. Hombres que escuchen otra música más fuerte, no reaggeton o que se conmuevan hasta lo más profundo con Cristian Castro.
La masculinidad ha muerto ya ni siquiera usan anteojos negros. Pero bueno, ahí está una, resistiendo y sé que muchos y muchas más resisten conmigo a pesar de saber que esta es una de las tantas batallas que no vamos a ganar.

Mariana.

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