viernes, 20 de julio de 2012

Vergüenza de género

 
La vergüenza de género es algo con lo que suelo toparme con mucha más frecuencia que la que necesito y que la que me gustaría, pero ahí está, constantemente amenazante, esa sensación que me hace llevarme la palma de la mano a la frente y mover la cabeza en forma negativa desaprobando todo lo dicho en ese momento por la persona de mi mismo sexo que tengo en frente.
El sentimiento no discrimina ámbitos, me lo choco en una reunión social (las cuales últimamente trato de evadir esgrimiendo una infinidad de escusas), en una clase, en un café, en el colectivo…en todo lugar las mujeres me dan vergüenza. No se me acuse de rechazar a mi propio genero, pero si se vieran expuestos a la cantidad de situaciones bochornosas a las cuales yo he sido testigo, compartirían conmigo el sentir, y ojo que no hablo de una mina que se pone unas calzas de leopardo y sale a la vida, hablo de cosas diferentes, de minas que preguntan a viva voz como se hace un huevo duro, porque a ella siempre o le queda crudo o se le re cocina.
Hablo de minas que desde que son madres dejaron de ser cualquier otra coas, no dudo de los milagros que produce la maternidad (bueno si dudo), pero entablar una conversación con alguien que suelta alegremente que su hijo/a es la razón de su vida, me hace preguntarme si antes del nacimiento del infante aquella mujer carecía de sueños, de ideales y de expectativas, me hace entrar en la duda si tenía una vida tan chiquita y tan chata que necesito de un bebe que dependa las 24 horas de ella, para encontrarle un sentido a su vida. Esta clase de mujeres que encuentran su leitmotive en la maternidad, descartando las infinitas posibilidades que también tenemos las mujeres que hemos decidido no ser madres, me dan vergüenza, porque de verdad habla de una vida tan chiquita, que hasta asusta.
Hablo de estas mujeres que están constantemente ancladas en los 16 años, y hacen a los 30 corazoncitos con el nombre de ella y su novio, que cuando hablan de su pareja utilizan adjetivos como bichi, amorsis o pelotudeces semejantes, esa mujer que decide ser ama de casa, mirar la novela de las 4 y vivir en el país de felicitonia, estas minas que renuncian a ellas mismas a costa de unas vacaciones en Puta del Este, una salida a comer los sábados, y unas botas de mil mangos.
En realidad creo que me da vergüenza de género esa clase de mina que no entiende que en la soledad es cuando uno se reencuentra con uno mismo, que no puede ver que los logros personales son una gran cosa y que traen paz al alma, que no puede ver que no es necesario ser una barbie todo el tiempo, que un jean y un par de zapatillas puede ser la forma de andar por el mundo que elijen otras mujeres y que eso no las hace menos capaces que ellas, las minas que solo se permiten transpirar en un gimnasio desconociendo lo diferente que es transpirar al son de una gran canción en medio de un recital rodeada de 20 monos donde señores debo confesar, jamás me tocaron el culo deliberadamente. Estas minas que con 40 años siguen siendo Lauritas o Moniquitas. Esas que lloran durante años por un divorcio, por un abandono.
Damas no busquen la aprobación de los demás, no busquen buscar ser el centro de la escena, hablar a los gritos en un café sobre su vida sexual, no consuman la Para Ti, o a Rial, no lean libros de autoayuda hay cosas tan lindas en la literatura y mucho mas atrapantes, no se planchen sistemáticamente todas el pelo, se parecen unas con otras todo el tiempo, no usen polleras cortas si no tiene unas buenas patas, no digas que un hijo de 4 años no puede ser controlado, tampoco uno de 14…busquen la forma de reconciliarse con el mundo, eviten que en el otro lado de la habitación alguien sienta vergüenza de tener el mismo sexo que ustedes.
Buena semana para ustedes, la mia ha sido verdaderamente un desastre.

Mariana.



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