viernes, 1 de junio de 2012

no niego, es la realidad

       El tema es que hará cosa de, no sé, un año, me detectaron una enfermedad jodida. La verdad que no me la veía venir.

      Me acuerdo que en el momento de la noticia el Dr. Robledo me miró por encima de sus anteojos. Viste Aníbal Fernández? Es igual, la misma cara. De hecho las veces que lo vi me acuerdo que me había hecho una especie de mini juego interno para zafar el momento, y me apostaba a mí misma que le iba a poder ver los dientes superiores, pero sus bigotes siempre me cagaban y nunca me compré el Toblerone en la vuelta a casa. Las apuestas, nobleza obliga, hay que cumplirlas. He tratado artilugios como decir algo muy agudo para hacerlo reír tirando la cabeza hacia atrás. Se cagaba de risa, pero al día de hoy sigo sin verle los dientes.

      La cosa es que ese día me siento y me mira por encima de los lentes sin marco. Los baja hasta el tabique y me dice “Mirá, Melina…es necesario que entiendas que esto que te voy a decir ahora tiene la relevancia justa que vos le des, y cuanta más relevancia le dás más lo estás fortaleciendo…vos sabés que hoy por hoy la ciencia…”, bue, les ahorro el quilombo, estoy en una cama cagando lentamente la fruta. Me acuerdo que cuando Robledo me tira esto yo internamente me puse a buscar dolores, molestias. Viste cómo es esto, salís a la calle hecha una campeona y te encuentra una vecina que te dice “Ay Meli, qué linda estás…estás más gordita!” y automáticamente te sentís hinchada, te empiezan a apretar los pantalones, el corpiño te asfixia y sentís peligrar la salud del ojo del perrito de la vecina si el botón del jean llega a saltar como vos sentís que vas a hacerlo. Bueno, me puse a revisar en mí algún dolor, una molestia, algo…nada. Me sentía perfecto. Ya no escuché mucho más, asentí cuando el tordo ponía cara de esperar respuesta, me rajé en cuanto pude, listo el pollo.

      En el bondi estudié la situación. A ver, qué hacemos con esto. Necesitamos ayuda. Yo tengo una tendencia de mierda a decir las cosas de la manera más cruda que pueda haber, pero me pareció que era buena la idea de consultar diferentes personas con diferentes puntos de vista para saber cómo coño encarar mejor lo que me estaba pasando. Total, a ver, lo que depende de los médicos no me incluye más que como paciente. El tema es cómo encararlo mejor para que me rompa las pelotas lo menos posible.     

-          - Mamá, me estoy muriendo. Acto seguido, llantos, cajita de cristal, vas a ver que no va a pasar nada mi amor, vas a ver que está todo bien. Yo no voy a dejar que te pase nada mi chiquita, no digas así, creeme cuando te digo que.

-          - Padre, me estoy muriendo. Acto seguido, hija, no digas así, el Señor está velando por tu salud en todo momento y esta será sólo una prueba que debes sortear porque en realidad lo que está ocurriendo es que.

-          - Licenciada, me estoy muriendo. Acto seguido, yo creo que estás intentando visualizar el peor escenario para tratar de crear una capa que te proteja, es nada más que un mecanismo de defensa que estás utilizando, en realidad no creés que te estés muriendo pero tu subconsciente te indica que.

-          - Amigos, me estoy muriendo. Acto seguido, no hablés pelotudeces, no ves que te agarraron a tiempo, no pasa nada, abrazo fuerte, esta noche salgamos, lo mejor es que te despejes, que pienses en otra cosa, vamos a escabiarnos así no te focalizás en que.

-         - Abuelo, me estoy muriendo. Acto seguido, no mi alma, quedate tranquila y ni pienses en eso, yo voy a ir a ver al pastor esta noche y me gustaría que vengas, el siempre sabe, igualmente voy a prenderle también una velita a mi santo, vos sabés que siempre que.

-         - Pastor, me estoy muriendo. Acto seguido, estos son los casos imposibles que Dios siempre soluciona, la vida hermosa que tenés, mirá tu juventud, vos no te estás muriendo, yo te aseguro que si venís todas las semanas nunca tu doctor va a entender qué pasó porque Dios, DIOS es quien logra mediante la fe que.

      No importaba lo que haga, yo les estaba planteando una situación concreta. Ninguno siquiera tuvo la idea de fijarse si por una de esas putas yo tenía razón. Dieron por sentado que yo les estaba preguntando “Che, qué les parece? Me estoy muriendo?”. Y no, se los estaba contando, a ver señores, estos son los hechos, qué les parece a ustedes, que no lo están atravesando, que sería el mejor camino para aceptarlo?

       Pero no, no lo habían aceptado ellos. Tampoco lo están aceptando ahora que ni siquiera puedo levantar el brazo, que apenas les puedo expresar algo con un guiño de ojo, ahora que lo único que hacen es llorar y compadecerse de mí, ahora piensan en mí? Ahora piensan en mí, manga de soretes? Todo este tiempo estuvieron ocultando la realidad, MI realidad, porque no eran capaces de aceptarla, y me querían convencer falsamente que mi realismo en realidad era negativismo?
      Ahora no me lloren un carajo, sigan pensando que la vida correcta es vivir a lo Flanders, sigan creyendo en chanchitos rosa. Sigan pensando esa farsa de “Piensa bonito, que si piensas bonito, sucede bonito”. Esa frase sólo queda linda si la dice Milagritos López, la gran verdad es que si pensás bonito sucede como tenga que suceder, y si sucede como el orto, tu palo, tu desilusión, tu angustia, van a ser mucho mayores, porque en vez de analizar los diferentes escenarios posibles sólo analizaste el éxito, sólo analizaste la victoria, y por no haber siquiera sospechado que podías perder es que la derrota te golpea tan fuerte que no sabés cómo carajo levantarte. Así es como te deja tu pareja. Así es como tu equipo desciende. Así es como perdés.

      Así es como ustedes están todos llorando con un cadáver que se ocuparon minuciosamente en no ver venir, así es como yo, la negativa, estoy tranquila. Porque me la ví venir, porque lo que dependió de mí lo hice, porque la luché hasta donde pude, y también porque les dejo una hermosa piedra en la cabeza a todos ustedes, manga de giles, que cuando les pedí ayuda terminé consolándolos yo.



Fer.

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