viernes, 3 de agosto de 2012

El aprendizaje de aprender


          …qué gran punto mi adorada Mariana, qué gran punto hemos decidido tocar. Qué gran punto, cómo aplaudo y celebro poder tener la chance de desparramar algunas letras analizando qué hemos aprendido, de qué, cuántas aristas tiene esto. Son esos goles que salen de un rebote, esos rebotes amigables que se dan poco pero en momentos clave, esos imposibles de desaprovechar, esos que se recuerdan con el tiempo.

          “Como vos y como nosotros tres, que viajando en el sonido nos soñamos ayer y lo cumplimos hoy” canta Iorio. 50 años recién cumplidos Ricardo, cuánto habrá aprendido en ese camino que fue desde soñarse hasta ser? De quiénes? No puedo saberlo pero fui testigo de los resultados de esos aprendizajes, en ese puñado de discos de distintas bandas que son fotos de una persona con el paso de los años. La urgencia, la rebelión, la parsimonia, el aburrimiento, el pedo en la cabeza, todas fueron fotos de un Ricardo Iorio que dejó asentado en cada letra dónde estaba, por acción o también por omisión. También atestigüé a Metallica, su álbum negro y la explosión mundial, su pelo corto con un mundo puteándolos y tratándolos de trolos, atestigué incluso a los que los puteaban cómo llenaban tres River en distintos años, y aparte de reirme también aprendí. Atestigué a Fito Páez pasar de antihéroe barrial a héroe inalcanzable, atestigué instituciones, uy dio’, las instituciones! Atestigüé gobiernos enteros que nos llevaron por donde quisieron, y lo que no pude atestiguar en el momento me preocupé por atestiguarlo para ver qué se puede aprender.  En esos libros que son fuente absoluta y constante de aprendizaje hasta en las novelas de Poirot. Cuánto se aprende de ellos, qué maravilla…pienso en la iglesia, puta, qué fuente inagotable de enseñanzas…ah claro, no se entiende dónde estoy yendo, perdón, pero…qué enseñanza es más fuerte? Cuando se aprende lo que hay que hacer, o cuando se aprende lo que no hay que hacer?

          Porque claro, es casi simple contarles qué he aprendido, de hecho acabo de mostrar una fotito pequeña. Sería esta la parte positiva…vamos a intentar resumirlo, porque podría seguramente estar varias páginas analizando y compartiendo mi experiencia personal. Sería eterno mencionar todo lo que he  asimilado de los acordes que me trae la música, desde el mismo momento en que recuerdo que la conocí como tal, desde ese clave y puntual 1987, de esa noche que nunca pude olvidar en la desaparecida casa de mi igualmente desaparecida abuela, ahí en un Villa Crespo que era barrio como tal, completito, y no como ahora que ha reducido su tamaño a favor de varias distintas formas de decir “Palermo” en una guerra de tilinguería dialéctica absolutamente digna del momento citadino. Esa noche estaba en la escalera que iba a la terraza. Mirá, allá está el helecho, ese que cada tanto (porque algo de culpa me daba) le agarraba una hoja desde una punta y tiraba hacia abajo, “Srrrrrrrrrac!”, y dejaba sólo el palito y todas las hojas caían en mi otra mano que estaba abajo esperando ser el receptáculo de la maldad. Y eso que yo recuerdo como culpa seguramente no es tal; es aprendizaje. Bueno, esa noche en que la música dejó de ser algo que estaba de fondo para mí la recuerdo vívidamente. Y es curioso, porque uno generalmente no recuerda un día entero de su más tierna infancia, al menos en mi caso tengo highlights, y pensándolo bien…no serán acaso esos highlights que tengo en la mente y reviso de tanto en tanto los momentos que me han enseñado? No son acaso esas las pruebas de carne del momento aprendido, no son los primeros tatuajes que me han dado esta cara, este aspecto, esta forma de hablar?

          Esa noche conocí a la música, y desde ese día hasta hoy me ha enseñado un enorme porcentaje de lo que soy. A nivel mental, a nivel físico y en especial a nivel emotivo. A ver…déjenme simplificarlo. Vieron que hay palabras que no son tangibles, que uno cree que entiende cuando el otro la usa pero no lo entiende del todo. La esperanza, el amor, el odio, cuando uno las escucha cree que más o menos el otro siente lo mismo, pero no es muy probable. Hay gente que, como yo, por odio se aleja. Otros por odio asesinan. Y en el medio de nosotros hay millones de formas distintas de mostrar y sentir el odio. Una de esas palabras es “pasión”, y de la música y del fútbol he aprendido y tengo una idea bastante acabada de lo que esa palabra significa para mí, y mueve cada músculo de mi cuerpo. 

                Yo aprendí de la pasión. Era tan simple como eso y me extendí, quizás para que evitar que tengan sólo una frase de mi parte.





Fer

No hay comentarios:

Publicar un comentario