viernes, 27 de abril de 2012

Misma piedra, mismo lugar


Si me viera en la obligación de tener que hacer una lista con todas las veces en las cuales he visto la piedra ahí, justamente ahí, delante de mis ojos y me repetí a mi misma por lo bajo  “- ojo nena que ahí está la piedra, no seas tan estúpida de volverte a tropezar!”, para solo un segundo después, encontrarme desparramada por el piso, tratando de ver que me había pegado, seguramente terminaría con todos y cada uno de los árboles que quedan en el Impenetrable chaqueño, ya que la cantidad de papel que necesitaría, solo sería comparable con eso.
Sé que mal de mucho es consuelo de tontos, pero como no me creo la más viva de la cuadra, me consuela pensar que no es solamente un mal mío, sino de toda la humanidad sin importar tiempo ni espacio, un ejemplo a modo de instructivo, tanto batallaron los franceses para sacar a un Rey con su revolución, tanto batallaron por no tener más un tirano que les manejara la vida para que solamente 10 años después viniera un tipo como Napoleón y se nombrara emperador de Francia, zaz!, ni siquiera rey, el campeón  se nombró emperador y los franceses contentos  y si no te gusta la tiranía de Luis, no te preocupes acá vengo yo y en cuanto te escucho levantar la voz te deporto….sé que comparar mi vida con la Revolución Francesa es darle demasiada relevancia, pero bue, era el ejemplo más claro que tenía a mano, al fin y al cabo vivo de ese tipo de ejemplos.
Pero a mí siempre me torturó una duda…soy realmente consiente, puedo ver la piedra a la distancia? O solo me doy cuenta un vez que estoy despatarrada en el piso, que otra vez, la muy cínica se me puso en el camino.
Juro que mil veces, he tratado de no volver a caer en mis mismos errores, digo ante tal o cual situación, no voy a enojarme, esta vez no!, para 5 minutos después destilar furia por los poros, pienso en que no tengo que tener mis raptos de soberbia y arremeter con cuanto se me cruce por el camino, porque al final de cuentas eso me termina haciendo mal a mí, para estar un rato después, mirando todos los muñecos que tumbé en mi ataque superyoico. Pero con la piedra que más odio tropezar es con la del tiempo, esos momentos en los que digo, nah!, lo dejo, después lo hago, después estudio, estudio un par de días antes total es fácil, empiezo a cocinar más tarde, o voy hasta el almacén en un rato, para salir de casa y darme cuenta que ya cerró, que me faltan dos días para el parcial y que en media hora necesito tener la comida lista…me detesto a mi misma y les juro esto me pasa una vez por mes y cada vez digo y me repito que no me tiene que volver a pasar y para eso me hago cronogramas, planes de acción, para terminar siempre con el mismo resultado: otra vez me tropiezo con la piedra de mi propio caos.
Esta vez me voy a tomar el juego más relajada, al fin de cuentas uno juega para divertirse, para compartir un rato con Maty y con esos “amigos” raros que tengo desparramados por el mundo, no me voy a enojar con el Cabe y voy a ser mucho mas contemplativa con Mauro, al fin de cuentas ellos me quieren y yo la paso bien cuando los tengo satelitando cerca mío, para qué?....para que después de una semana, con un 80% más de nicotina en el cuerpo, con 15 horas menos de sueño que una semana normal (y créanme 15 horas menos de sueño para mi es casi no haber dormido en toda la semana) levantarme con esa mirada destructiva que suelo lanzar, y mirar a Maty y decirle, sabes que…. qué se vayan todos a la puta que lo parió!, otra vez parada en frente de la compu, con el sol de la tarde del sábado entrando por la ventana de adelante, el cenicero lleno de puchos y un vaso de coca por la mitad, otra vez la misma piedra en el mismo lugar y yo imperturbable, la situación me sorprende otra vez, no la veo venir y esto pasa todos los años, hasta puedo decir más o menos en que altura del año, se repite la escena desde hace más de seis.
Supongo que ahora que lo escribo y lo pienso  un poco más detalladamente (y la verdad esta semana me está costando un montón hacerlo) me contesto a mi misma y me doy cuenta que no …al menos yo no puedo darme cuenta que viene el tren, aunque este la barrera baja, no lo veo y me mando y acto seguido me atropella y me enfrenta a lo peor de mí, de mis limitaciones, de mis incapacidades, de mi propia estupidez y no me gusta, me hace sentir mal, me frustra, me llena de bronca, me repito a mi misma miles de veces que debo ser más cauta, más precavida, que tengo que aprender a mirar mejor mis acciones, si puedo hacerlo con los demás, si puedo decir, mira como este o aquel están por mandarse la cagada de sus vidas, por que no puedo hacerlo conmigo misma?, supongo que es por eso que dije un poco más arriba… mi propia estupidez me nubla la vista para solo despejarla mientras me limpio la sangre de la frente.

                                                              Mariana.



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