miércoles, 11 de abril de 2012

El Pelotudo

Una de las personas con las cuales más cautela, creo habría de tener, es sin lugar a dudas el “pelotudo”, ese ser impío y ruin que se puede encontrar a la vuelta de la esquina en cualquier momento, digo hay que ser cauteloso, porque del mentiroso por ejemplo, uno sabe que puede ser víctima de su engaño, pero con el pelotudo uno nunca sabe cuándo va a quedar envuelto en alguna de sus pelotudeces, por lo tanto, un pelotudo cerca, implica un doble de esfuerzo uno tiene que estar midiendo su espalda y la propia todo el tiempo.
         Es un ser ruin decía hace un momento, el pelotudo nunca reconocerá su propia falencia, siempre ira por la vida con la frente alta creyéndose así mismo la ultima coca cola del desierto, nos lanzara miradas de superioridad y nos dará opiniones fundadas en lo que le dice su tío sobre cuáles son los rumbos a seguir para solucionar todos los problemas del mundo y nos revelara verdades dignas de libro de autoayuda, redactado por nenes de jardín de infantes, sobre cómo resolver nuestros problemas personales, el mismo se tomara la deferencia de mostrarnos su verdad revelada sobre cómo conseguir la felicidad. Desparrama su sabiduría propia del libro gordo de Petete a diestra y siniestra tratando de demostrar esa superioridad que el mismo se concedió, se crea su propio reino de ciegos, sin darse cuenta que él lo es también.
         Por lo general cuando alguien recibe el mote de “es un pelotudo”, ya no existe retorno, es un punto del cual es casi imposible volver, se lo condena de forma rotunda, y se sabe de ante mano nunca se va a obtener nada bueno de esa persona.
         Recuerdo en mis primeros años de universidad un pelotudo en particular, estábamos en la clase de sociología (con un gran profesor) discutiendo algunos casos de materialismo histórico, y este muchachito lleno de esa superioridad infundida por el espíritu de la pelotudez interrumpe la clase y dice a viva voz…- muy lindo el marxismo, pero es una teoría que está llena de agujeros…-, el profesor disponiéndose a tener una discusión sobre posturas ideológicas, le devuelve la embestida diciéndole que sí, es verdad, que es una teoría que tiene agujeros, y si podría ser tan amable de marcarle alguno, para poder discutirlo, a los que nuestro pelotudo de turno responde, sin ningún tipo de vergüenza (porque es otra cosa que no tiene un pelotudo, vergüenza, van por la vida haciendo papelones, untados en algún ungüento que los hace invulnerables a las miradas de desprecio y desaprobación que les lanzamos los otros seres humanos) – no sé, agujeros, a mi me lo dijo mi papá…-, obviamente el profesor hizo un salto en el tiempo antes de la interrupción y retomo la clase tal como iba. Yo no pude contener mi curiosidad y al terminar la clase le pregunte sobre quien era su papá, tal vez había prejuzgado y su padre era un importante teórico, pero no, lamentablemente no lo había prejuzgado, era un pelotudo liso y llano. Ese joven, nunca pudo redimir su categoría de pelotudo.
         Infinidades hay de pelotudos y de clases como tantos peces hay en el mar, uno puede chocárselos en el trabajo, en la calle, en cualquier lado y a cualquier hora, esos pelotudos sin memoria, esos que dan gritos de su hidalguía (sin saber lo que significa, claro está) siempre y cuando no haya testigos que puedan dar fe que no hizo más que correr, esos que te reclaman el ticket, porque su cuñado es inspector de AFIP, el que le da mal el vuelto a un nene chiquito, entre muchísimos otros.
         Creo que es esa cosa de ceguera propia que tiene los pelotudos los que más me molesta de ellos, es imposible encontrar un punto de apoyo al momento de “tratar de discutir” una idea o incluso al momento de la simple interacción con ellos, siempre tendrán la razón y usaran argumento dignos de lastima, incluso puede que levanten la voz o recurran a la violencia para hacer valedero su punto, ese punto que es imposible de sostener y defender, uno puede aplastarle la cabeza contra el pasto y mostrarles que es verde, cosa que ellos negaran diciendo..-mira este pelotudo que me quiere vender que el pasto es verde – invirtiendo la prueba y tildando a quien no lo es de pelotudo, tal vez porque el ladrón cree que todos son de su condición, tal vez porque uno mismo es un pelotudo al momento que querer entablar cualquier tipo de interacción con un pelotudo. Al momento de divisarlos, huid…no hay posibilidades de victoria tristemente.



Mariana.

3 comentarios:

  1. APLAUSOS! DE PIE!

    FELICITACIONES CHICOS

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  2. jajaja TREMENDO! Cuanta verdad en esas palabras..xD

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  3. Diste en la tecla Mariana!! Yo trabajo con ocho "monos" (sí "monos", la expresión en general, en la dialéctica, es así en ese lugar). Y sí, ahí también hay siempre un PELOTUDO, pero viste que lo entonás siempre con más ganas, con un PESO HISTORICO de la palabra.. No hay día que vaya a laburar, y tener que pensar en ALTO.. "otra vez escuchar a éste MONO PELOTUDO".

    Abrazos y Aplausos!

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