La mirada, simple y sin más, siempre conllevaba a una sonrisa
compartida, a un chiste, a una risa, era así, cada vez que estaban juntos, sea
donde fuere ellos lograban divertirse.
Cuando la madre de Manuel murió, ella se entero pasada la tarde, sabía
que estaba mal, lo había notado preocupado durante semanas, pero ese pseudo
pacto que tenían, en el cual ninguno debía interesarse demasiado por la vida
del otro, le había impedido preguntar mucho más de lo que él quisiera contarle
sobre el tema, Manuel solamente algunas veces hacia algún comentarios sobre sus
niños, a lo que ella sonreía amablemente, jamás mencionaba a su mujer y Julia
verdaderamente lo agradecía en silencio. Pero la tarde en que velaban a la
madre de Manuel, ella decidió salir, sutilmente, de ese velo de sombras en que
ambos vivían.
Tomo su cartera, esa que la había sorprendido comprándola, ella no solía
hacer ese tipo de compras, muchos de los rincones del universo femenino no eran
existentes en ella, incluso muchas veces renegaba de tal cosa, veía a sus
amigas arregladas, pasar horas en la peluquería y no podía mas que entender que
era un despilfarro de tiempo, el cual podía ocuparse en otras cosas... -si no
paso una hora cambiándome para venir al trabajo, puedo salir un poco más
temprano de casa, pasar por un vaso de café e ir tomándolo mientras camino a la
oficina y me fumo un cigarrillo, un jean, unas zapatillas y una remera no me
hace peor team leader que a vos que te llevo una hora y media salir de tu
casa - solía decir mientras arqueaba una de sus cejas al hablar con algunas de
sus compañeras de labor.
Camino hasta la puerta de entrada a su departamento y volvió unos pasos
hasta la mesa donde estaba esa media esfera que servía de llavero y tomo las
llaves del coche, había pensado en tomar un taxi, pero se arrepintió a último
momento. La casa velatoria quedaba a unas 30 o 40 cuadras del departamento, en
una zona de antiguas calles adoquinadas, le gustaban esas calles, le recordaban
a las de Buenos Aires y mientras durara el viaje se sentiría feliz de
recorrerlas, no se sentiría tan extranjera o tal vez si y aquellas piedras solo
la trasportaban a su lugar por un rato.
Estaciono una cuadra antes y todavía con las manos en el volante pensó
si debía entrar en realidad, si su sola presencia no levantaría sospechas y
tendría todas las miradas sobre ella, no conocía a nadie salvo a Manuel y ni
siquiera sabía si el se sentiría cómodo de verla, aunque fue él quien le mando
ese mensaje al móvil avisándole del acontecimiento, habían estado juntos en la
hora del almuerzo y era raro, más que raro que volvieran a saber el uno del
otro hasta el próximo día mas o menos a la misma hora, ella trabajaba solo a
dos calles de la oficina de Manuel y tenía dos horas para almorzar, él, cómo
era su propio jefe, hacia casi lo que quería con sus horarios, por lo tanto era
el momento del almuerzo y en la oficina de el donde se encontraban, ese era el
lugar que los dos habían sabido construir secretamente, era allí donde ella lo
miro a los ojos la primera vez y lo beso luego de su segundo almuerzo como
amigos, era en esa oficina en donde habían cultivado su relación, esa oficina
que parecía una casa más que un lugar para trabajar, a la esposa de Manuel le
había llamado la atención unos meses atrás ver una cafetera nueva, el no era un
hombre que soliera tomar café, un te cuanto mucho, pero no era amigo de las
bebidas caliente, Julia en cambio había dado literalmente un salto de alegría
al ver la cafetera nueva que el había comprado exclusivamente para ella y para
que no continuara con las quejas sobre no tener completamente a su disposición
aquella bebida negra.
Se miro ella misma a los ojos en el espejo retrovisor del auto, se puso
las gafas de sol y salió, guardo las llaves en su cartera marrón y la apretó
contra su cuerpo, como si el bolso aquel fuese una especie de salvavidas,
prendió un cigarrillo mientras caminaba y se seguro de apagar su móvil para
evitar que sonara y que quienes no hubieran advertido su presencia de golpe la
notaran.
En la puerta vio algunas personas, se alegro de divisar entre ellos al
hermano de Manuel, lo había conocido unos meses atrás cuando apareció
repentinamente y sin avisar un medio día en la oficina de su hermano mientras
ellos habían bajado a comprar café para ella. Manuel había abierto la puerta
mientras la besaba y para sorpresa de todos, su hermano estaba allí, buscando
unos documentos. No había sido la mejor forma de conocer a alguien del circulo
tan intimo de su amante había pensado Julia, pero bueno no podía hacerse mucho
más sobre la situación que en ese momento se había vuelto más que
explicita. Pero verlo allí, incluso a pesar de todo la tranquilizo, ya no debía
caminar directamente a Manuel para dar el pésame, ahora podría saludar a su
hermano primero y cuando los demás preguntaran sobre quien era ella, la
explicación se transformaría en un problema para el y ya no para ella o
Manuel.
Con un nuevo aire de confianza renovada se dirigió al más joven de los
hermanos, quien al verla el se sorprendió , Julia esbozo una sonrisa de calma,
se acerco, lo saludo con un beso en la mejilla y con un tono de voz bajo y
dulce dijo: - lo siento mucho en verdad, solo pase para saber si podía ser útil
en algo, lo siento, iré a saludar a tu hermano si me lo permites - , el joven
sorprendido ante la presencia de la mujer, la misma mujer que había visto con
su hermano tiempo atrás, esa mujer que debía tener su edad y no los diez años
más que su hermano le llevaba, se había materializado frente a él, sentía sus
nervios y eso lo hizo sentirse más nervioso o incomodo aun, Julia miro a la
mujer mayor que estaba junto a quien ella había inmolado solo con un saludo y
volvió a decir lo siento. Apretó nuevamente la cartera sobre su cuerpo, se
quito las gafas y entro a la habitación donde ella sabía estaría Manuel.
Al entrar en la sala lo vio inmediatamente, el también la vio a ella,
pensó en que bonito se veía con ese traje negro, pero trato de no fijar la
vista en el, busco ya que los conocía a los pequeños hijos de Manuel mientras
echaba una mirada rápida por todo el recinto, pero no logro verlos, a quien si
vio, sentada en un sillón tomando la mano de una anciana fue a Ana, la esposa
de Manuel, la conocía por fotos que estaban en la oficina la primeras veces en
que ella la frecuento, le llamaba la atención y la intrigaba como esas fotos
habían ido desapareciendo, recordó que cuando le pregunto a Manuel, este culpo
vagamente a la mujer que hacia la limpieza y dijo algo de marcos rotos y que
debía comprar nuevos pero siempre se olvidaba, Julia en ese momento no pudo
esconder la felicidad de creer que las fotos estaban desapareciendo por su
causa, sonrió y beso a Manuel.
Luego de aquel paneo visual y general volvió su vista a él, no parecía
fastidiado de verla, en mas le sonrió, disimuladamente y sin hacer demasiado
alarde de ello, eso la tranquilizo, se acerco, lo saludo tal como había hecho
con su hermano, le dio un beso en la mejilla y antes de poder decir lo siento,
escucho la voz de Manuel en su oído diciendo gracias, que bueno verte. Se
aparto de él cómo impulsada por un resorte, -necesitas algo?-, pregunto Julia.
-Ya no-, respondió Manuel con un tono de alivio.- Entonces mejor me voy
verdad?, solo quería saber cómo estabas.-
-Estoy bien quédate tranquila, gracias por venir, mañana no iré a
trabajar, no sé cuanto más tiempo lleve esto y me preocupa un poco mi padre,
pero cuando todo vuelva a la normalidad te llamo, está bien?- pregunto cómo
buscando aprobación sobre el itinerario a seguir, ella se sorprendió,
evidentemente podía reclamar mas atención de Manuel de la que ella creía que en
verdad podía, ya no eran solo pequeños gestos, pequeñas caricias en momentos
que no las requerían, era algún tipo de plan en el cual Manuel la incluía de
lleno, no sabía que decir, no sabía que pensar, estaba sorprendida, escucharlo
en voz baja, con esa voz que tanto le gustaba a Julia decirle aquello la
extraño profundamente. -Acomódate y ocúpate de lo que debes, el resto...luego
vemos, me voy - dijo mientras que por el rabillo del ojo vio a Ana acercándose,
- me voy, te dejo que des las explicaciones que puedas, ah, salude a tu
hermano en la puerta. - dijo mientras se acercaba para despedirse de Manuel, y
en ese instante el arremetió con todo sobre el corazón y la cabeza de Julia...-
te quiero nena, lo sabes, gracias - dijo y se aparto de ella para ir a
interrumpir el paso de su propia esposa.
Julia quedo inmóvil, esta vez cruzo la cartera sobre su pecho y la apretó
con sus dos brazos junto a ella, quería salir corriendo de ese lugar, si podía
junto a Manuel, pero si no, no importaba, quería salir corriendo, pero sabía
que no podía, apuro su paso lo mas rápido que pudo pero pensando que debía
regularlo sino parecería que estaba huyendo de algo y las demás personas podrían
pensar algo, cualquier cosa, y ella lo único que quería evitar era que alguien
de los allí reunidos pensara algo, lo que fuera sobre ella.
En la puerta casi que no pudo contenerse,....si alguien había oído lo
que Manuel le había dicho?, si Ana había escuchado?, pensó todo lo malo que podían
significar esas palabras saliendo de la boca de Manuel y se aterro, no
pudo contra ello, corrió, corrió muy rápido hasta su auto, metió la mano en su
bolso agarro las llaves, subió y manejo un par de cuadras escapando de algo que
ni siquiera ella sabía.
Finalmente a unas diez calles de la casa velatoria, estaciono en una
cuadra repleta de arboles.
Busco la caja de cigarrillo dentro del bolso que había tirado en el
asiento de acompañante, todavía estaba nerviosa y necesito revolver todo lo que
allí había hasta dar con la caja, saco un cigarrillo y lo prendió, noto que la
mano donde sostenía el encendedor le temblaba un poco a causa de los nervios,
se dijo a sí misma en voz baja dentro del coche, ya esta, ya paso como tratando
de tranquilizarse. Pensó en prender su teléfono celular, si Manuel a demás de
la muerte de su madre estaba ahora teniendo un problema marital, era su
responsabilidad y debía tener el teléfono prendido en caso que el necesitara
reprocharle a viva voz su aparición en el velorio. Era conciente de que aquella
situación había sido provocada solo por ella.
Estaba aterrada, comprendió en ese mismo momento como todo había
cambiado, las cosas ahora eran diferentes, ella estaba completamente enamorada
de Manuel, pero el había dicho aquellas palabras y para ella habían sonado como
una sentencia, ahora la persona que estaba del otro lado había materializado
sus sentimientos, se los había tirado encima como una bolsa pesada de la cual
ella debía hacerse cargo, las cosas no tenían que ser así pensó un y otra vez,
al tiempo que las lagrimas ya empezaban a saltarle de los ojos, ella no quería
que Manuel la quisiera, eso la comprometía, la obligaba a actuar en
consecuencia, alguien iba a esperar de ella, eso la incomodaba tanto, le
erizaba la piel. si algo le gustaba de aquella relación era justamente eso que Manuel
había echado a perder solo unos minutos atrás, ella estaba lista para cuando
llegara un final, ella sabía perfectamente que podía manejar sus sentimientos, jamás
le habría hecho sentir esta carga a él, empezó a enojarse, al tiempo que
pensaba que la acción se había tornado estúpida desde el momento que había
salido de su departamento. las cosas no eran así y no debían ser así, aquel “te
quiero” era cruel, había transformado una relación unilateral en algo de a dos,
en algo compartido y Julia no podía hacerlo de esa manera.
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