El tema es que hará cosa de, no
sé, un año, me detectaron una enfermedad jodida. La verdad que no me la veía
venir.
Me acuerdo
que en el momento de la noticia el Dr. Robledo me miró por encima de sus
anteojos. Viste Aníbal Fernández? Es igual, la misma cara. De hecho las veces
que lo vi me acuerdo que me había hecho una especie de mini juego interno para
zafar el momento, y me apostaba a mí misma que le iba a poder ver los dientes
superiores, pero sus bigotes siempre me cagaban y nunca me compré el Toblerone
en la vuelta a casa. Las apuestas, nobleza obliga, hay que cumplirlas. He
tratado artilugios como decir algo muy agudo para hacerlo reír tirando la
cabeza hacia atrás. Se cagaba de risa, pero al día de hoy sigo sin verle los
dientes.
La cosa es
que ese día me siento y me mira por encima de los lentes sin marco. Los baja
hasta el tabique y me dice “Mirá, Melina…es necesario que entiendas que esto
que te voy a decir ahora tiene la relevancia justa que vos le des, y cuanta más
relevancia le dás más lo estás fortaleciendo…vos sabés que hoy por hoy la
ciencia…”, bue, les ahorro el quilombo, estoy en una cama cagando lentamente la
fruta. Me acuerdo que cuando Robledo me tira esto yo internamente me puse a buscar
dolores, molestias. Viste cómo es esto, salís a la calle hecha una campeona y
te encuentra una vecina que te dice “Ay Meli, qué linda estás…estás más
gordita!” y automáticamente te sentís hinchada, te empiezan a apretar los
pantalones, el corpiño te asfixia y sentís peligrar la salud del ojo del
perrito de la vecina si el botón del jean llega a saltar como vos sentís que
vas a hacerlo. Bueno, me puse a revisar en mí algún dolor, una molestia,
algo…nada. Me sentía perfecto. Ya no escuché mucho más, asentí cuando el tordo
ponía cara de esperar respuesta, me rajé en cuanto pude, listo el pollo.
En el bondi
estudié la situación. A ver, qué hacemos con esto. Necesitamos ayuda. Yo tengo
una tendencia de mierda a decir las cosas de la manera más cruda que pueda
haber, pero me pareció que era buena la idea de consultar diferentes personas
con diferentes puntos de vista para saber cómo coño encarar mejor lo que me
estaba pasando. Total, a ver, lo que depende de los médicos no me incluye más
que como paciente. El tema es cómo encararlo mejor para que me rompa las
pelotas lo menos posible.
-
- Mamá, me estoy muriendo. Acto seguido, llantos, cajita de cristal, vas a ver
que no va a pasar nada mi amor, vas a ver que está todo bien. Yo no voy a dejar
que te pase nada mi chiquita, no digas así, creeme cuando te digo que.
-
- Padre, me estoy muriendo. Acto seguido, hija, no digas así, el Señor está
velando por tu salud en todo momento y esta será sólo una prueba que debes
sortear porque en realidad lo que está ocurriendo es que.
-
- Licenciada, me estoy muriendo. Acto seguido, yo creo que estás intentando
visualizar el peor escenario para tratar de crear una capa que te proteja, es
nada más que un mecanismo de defensa que estás utilizando, en realidad no creés
que te estés muriendo pero tu subconsciente te indica que.
- - Amigos, me estoy muriendo. Acto seguido, no hablés pelotudeces, no ves que te
agarraron a tiempo, no pasa nada, abrazo fuerte, esta noche salgamos, lo mejor
es que te despejes, que pienses en otra cosa, vamos a escabiarnos así no te
focalizás en que.
- - Abuelo, me estoy muriendo. Acto seguido, no mi alma, quedate tranquila y ni
pienses en eso, yo voy a ir a ver al pastor esta noche y me gustaría que
vengas, el siempre sabe, igualmente voy a prenderle también una velita a mi
santo, vos sabés que siempre que.
- -
Pastor, me estoy muriendo. Acto seguido, estos son los casos imposibles que
Dios siempre soluciona, la vida hermosa que tenés, mirá tu juventud, vos no te
estás muriendo, yo te aseguro que si venís todas las semanas nunca tu doctor va
a entender qué pasó porque Dios, DIOS es quien logra mediante la fe que.
No
importaba lo que haga, yo les estaba planteando una situación concreta. Ninguno
siquiera tuvo la idea de fijarse si por una de esas putas yo tenía razón.
Dieron por sentado que yo les estaba preguntando “Che, qué les parece? Me estoy
muriendo?”. Y no, se los estaba contando, a ver señores, estos son los hechos,
qué les parece a ustedes, que no lo están atravesando, que sería el mejor
camino para aceptarlo?
Pero
no, no lo habían aceptado ellos. Tampoco lo están aceptando ahora que ni
siquiera puedo levantar el brazo, que apenas les puedo expresar algo con un
guiño de ojo, ahora que lo único que hacen es llorar y compadecerse de mí,
ahora piensan en mí? Ahora piensan en mí, manga de soretes? Todo este tiempo
estuvieron ocultando la realidad, MI realidad, porque no eran capaces de
aceptarla, y me querían convencer falsamente que mi realismo en realidad era
negativismo?
Ahora no me
lloren un carajo, sigan pensando que la vida correcta es vivir a lo Flanders,
sigan creyendo en chanchitos rosa. Sigan pensando esa farsa de “Piensa bonito,
que si piensas bonito, sucede bonito”. Esa frase sólo queda linda si la dice
Milagritos López, la gran verdad es que si pensás bonito sucede como tenga que
suceder, y si sucede como el orto, tu palo, tu desilusión, tu angustia, van a
ser mucho mayores, porque en vez de analizar los diferentes escenarios posibles
sólo analizaste el éxito, sólo analizaste la victoria, y por no haber siquiera
sospechado que podías perder es que la derrota te golpea tan fuerte que no
sabés cómo carajo levantarte. Así es como te deja tu pareja. Así es como tu
equipo desciende. Así es como perdés.
Así es como
ustedes están todos llorando con un cadáver que se ocuparon minuciosamente en
no ver venir, así es como yo, la negativa, estoy tranquila. Porque me la ví
venir, porque lo que dependió de mí lo hice, porque la luché hasta donde pude,
y también porque les dejo una hermosa piedra en la cabeza a todos ustedes,
manga de giles, que cuando les pedí ayuda terminé consolándolos yo.
Fer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario